martes, 1 de abril de 2008

La precaución de conducir

A pesar de que los conductores están cada vez más concienciados de la importancia de cumplir las normas de tráfico, aún son muchos los que hacen caso omiso. Y no sólo a las normas sino que también a las recomendaciones.

Este año la campaña presentada por la Dirección General de Tráfico (DGT) para Semana Santa ha conseguido su propósito: reducir el número de víctimas mortales en accidentes a menos de cien en este periodo. En total han sido 64 las vidas que la carretera se ha cobrado en Semana Santa. Sin embargo, los accidentes de tráfico son una de las causas que mayor número de muertes produce en España y por ello debería prestarse más atención independientemente que se prevea que se van a producir más desplazamientos.

La DGT pone especial acento en fechas señaladas en las que se espera que una gran parte de la población coja el coche. Pero no es suficiente. A lo largo de todo el año se producen muchos accidentes, por imprudencias o despistes o por tener prisa. Si a esto le sumamos otros aspectos externos que afectan a la carretera, la peligrosidad de éstas aumenta. Es el caso de la A-23 que conecta Zaragoza con Huesca. Las obras que se están realizando se suman a las imprudencias de los conductores y es un punto en el que hay que tener especial cuidado.

Todos los días se pueden ver conductores que no respetan las normas de circulación, sobre todo la velocidad, en los tramos en obras. Además, la mayor parte de estas personas no respetan la distancia mínima de seguridad en carretera. 150 metros. Ésta es, quizá, la irresponsabilidad que más se repite a diario y la que en el caso de la A-23 conlleva un mayor peligro. Debido a las obras se producen retenciones que obligan a los conductores a frenar. De modo que si el vehículo que va detrás del que frena no la respeta se puede producir un accidente múltiple.

Otra de las infracciones que se producen en este tramo son los adelantamientos por la derecha. Por lo que en el caso de que un coche circule por el carril izquierdo a la velocidad máxima permitida en la vía -ochenta o ciento veinte kilómetros por hora y en los tramos en obras oscila entre cuarenta y ochenta kilómetros por hora- y el de detrás quiere adelantarlo se pasa al carril de la derecha. Lo adelanta y vuelve al carril izquierdo. Aunque todavía es más peligroso cuando las distancias entre los coches de los dos carriles son mínimas.

Por otro lado, las obras van cambian de un día para otro. Se empequeñecen los carriles y se cambia su trazado. Por eso el exceso de confianza y de velocidad de los conductores puede costarles, por lo menos, un susto.

El viento es otro elemento que da a esta autovía una razón más para conducir con precaución. Las ráfagas que se producen hacen que haya que estar en constante alerta para reconducir el coche tras la desviación que se produce por el viento. Además, la recomendación de la DGT es reducir la velocidad y poner especial cuidado en los adelantamientos. Aún así muchos conductores hacen oídos sordos.

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